Muchos fenómenos de la vida se explican gracias a la ciencia y al desarrollo del pensamiento científico. Pero todavía hay muchos que se resisten y que no se han podido explicar por completo, lo cual nos desconcierta y provoca nuestra curiosidad.

Muy a menudo nos hacemos preguntas, de las cuales nunca sabemos la respuesta, otras veces presentamos dudas frente a cualquier tema básico; lo peor es que por vergüenza a que crean que son tonterías, no las hacemos.

Navegando por internet he encontrado algunas curiosidades interesantes.

El zumbido de Taos en Nuevo México

 

 

Durante muchos años, visitantes y habitantes de la pequeña localidad de Taos, en Nuevo México, han sido perturbados por un molesto, desconcertante y misterioso zumbido que puede escucharse en el centro del solitario desierto. Este sonido registra una frecuencia bajísima, molesta y se asemeja al del zumbido de un insecto o un motor diesel sonando a través de los cristales. Los investigadores, los habitantes y quienes visitan Taos, han debatido durante años sobre qué es y de dónde proviene el extraño sonido.

Algunas de las hipótesis incluyen condiciones físicas anormales que forman un espacio acústico aún más anormal, otras afirman que se trata de una histeria colectiva, un experimento siniestro o algo más allá de nuestro entendimiento. Lo cierto es que nadie ha logrado determinar la existencia real de este sonido, ni su fuente, ni si se trata de un invento de la población local.

La intuición

 

 

Es la lucidez que el corazón conoce y que la mente ignora.

La intuición es esa especie de sentimiento o conocimiento inconsciente que todos tenemos y, considerado por muchos como un sentido extra, que innegablemente se presenta en cada uno de nosotros. Todos hemos sentido alguna vez en la vida esa corazonada intuitiva de que algo sucederá. Por supuesto que la mayoría de las veces no ocurre como imaginábamos, pero ¿y cuándo acertamos? Puede que sea algo positivo y que, cuando ocurren las cosas exactamente como creíamos que ocurrirían, sin ninguna razón para fundamentarlo, nos contentamos, pero por otro lado puede ser al revés y que ocurra algo terrible que desgraciadamente antes ya creíamos que así pasaría. Entonces nos preguntamos cómo sabíamos que eso pasaría.

La intuición es el primer chispazo que se nos viene a la cabeza cuando queremos tomar una decisión, es tener certeza más que conocimiento sobre algo más allá de la lógica mental. Es una especie de corazonada, que no está mediada por la consciencia o los razonamientos. Pero sí por las experiencias previas y las emociones asociada a ellas. Una mayor experiencia nos dará la posibilidad de un mayor acierto, sin tener que pasar por extensos razonamientos. Hay quienes consideran que acertar por intuición es un asunto de mera estadística. La respuesta es no. Las vivencias que permanentemente incorporamos a nuestro inconsciente, son las que determinan que se agudice nuestra intuición. No es coincidencia, sino otra forma de llegar a conclusiones veraces.

Éste tema es tomado muy en serio por la comunidad científica, ya que es algo que por más inexplicable que nos parezca, sucede. Psicólogos y científicos de distintos ámbitos han estudiado la intuición durante años y si bien han declarado que el cerebro presenta cierto comportamiento extraño relacionado con la recolección de la información, los datos, las probabilidades y la estimación de los acontecimientos, jamás se ha podido determinar algo concreto que pueda explicar qué es y cómo funciona.

El subconsciente es el lugar donde se almacenan y se elaboran ideas y sentimientos. Las emociones afectan  al procesado de información. Una depresión altera la capacidad racional. Cuando pensamos y decidimos en medio de un enfado, cometemos errores: es el llamado secuestro emocional, por el que las personas se convierten en víctimas de sus propios arrebatos emocionales. Pero es cierto que cuando los datos son abundantes o el problema complicado, lo mejor es dejar que, o bien el hemisferio derecho, o bien el subconsciente, nos dé una visión global del asunto. Muchas veces, después de dar un paseo encontramos la solución a un problema complejo que no podíamos resolver.

En el lenguaje coloquial, intuición se utiliza como sinónimo de presentimiento (tener la sensación de que algo va a ocurrir o adivinar algo antes de que suceda)

Para la psicología, la intuición es un conocimiento al que se llega por un camino que no es racional; por lo tanto, no puede explicarse y, en ocasiones, ni siquiera puede verbalizarse.

A nivel filosófico y epistemológico, la intuición está relacionada al conocimiento inmediato, directo y autoevidente. No requiere, por lo tanto, de ningún tipo de deducción.

Según la postura aceptada por la ciencia, cuando uno se adelanta a un hecho, cuando realiza una llamada telefónica a una persona que estaba intentando comunicarse con ella en ese mismo instante, o cuando evita un accidente, lo que ocurre es que el cerebro reacciona ante el análisis de la información que le provee su entorno sin darnos explicaciones, aunque esto no significa que no existan.

La intuición, en definitiva, está vinculada a las reacciones repentinas o a sensaciones más que a pensamientos elaborados y abstractos. Es importante señalar que la ciencia no admite que se compare la intuición con una experiencia paranormal o mágica; siempre intenta justificar aquellas cuestiones que no podemos explicar como producto de procesos mentales a los cuales no se accede mediante la consciencia y que, algún día, en un futuro no muy distante, hallará las razones exactas para dichos fenómenos.

Para dar con la solución a problemas difíciles, se exige ver el problema desde una perspectiva diferente. Un ejemplo de este llamado pensamiento lateral ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. El alto mando norteamericano quiso reforzar sus aviones para protegerlos lo mejor posible de los impactos enemigos; para ello un experto aeronáutico examinó los aviones que regresaban de las batallas aéreas y contabilizó en qué partes presentaban más frecuentemente señales de impacto; luego, recomendó reforzar las que no aparecían dañadas.  Su consejo sonó desconcertante a los oficiales: ¿por qué reforzar lo que parecía menos vulnerable? El motivo es muy simple: muy lúcidamente, el experto dedujo que prácticamente ningún avión presentaba daños en esas partes porque los que habían sido impactados allí no regresaban.

Este tema ha sido motivo de apasionadas discusiones en diferentes campos del conocimiento. Ha sido protagonista de innumerables decisiones políticas, al igual que de incontables descubrimientos científicos. Sin embargo, cuando logramos resolver un problema de manera intuitiva, para muchos se explica como un simple destello en la mente, como un conjunto de coincidencias azarosas.

Por lo general, la intuición es vista como algo que está bajo un velo de misterio. Esto se debe a que se trata de una forma de percepción que nos permite acceder a conocimientos, pero no sabemos cómo se origina. Nos permite notar lo que antes había pasado desapercibido. Incluso, hacernos conscientes de algo que no desconocíamos, pero lo habíamos olvidado.

La peculiaridad de la intuición es que va más allá de la razón, sin oponerse a ella. Por supuesto, no la reemplaza, pero sí la complementa y a veces la antecede. Nos enlaza con lo creativo y nos transporta más allá de los linderos conocidos.

Las experiencias previas asociadas a un sentimiento, son lo que influye en las decisiones que tomamos intuitivamente. Dicho proceso se da de manera inconsciente y tiene variables que dependen de la personalidad y creencias de cada individuo. Por este motivo es que encontramos sujetos más intuitivos que otros. Aunque buena parte del mundo de la intuición sigue siendo un enigma, experimentalmente se trata de una realidad que opera cotidianamente.

Animales extraños y especies desconocidas para la Zoología

 

 

 

Desde hace varias décadas, en distintas partes del mundo, se sabe la existencia de seres vivos desconocidos y especies extrañas que escapan a una clasificación zoológica. Las más populares son Piegrande en los EEUU, el Chupacabras en México y otras zonas de América Latina y el Monstruo del lago Ness en Escocia, por nombrar algunas entre otras tantas. A pesar de que miles de personas en todos estos lugares han hecho denuncias, presentado fotografías y filmaciones de semejantes criaturas, e incluso existe una pseudociencia que busca estas especies, como la Criptozoología, todas ellas son sumamente cuestionables.

Por ello, la comunidad científica jamás ha podido descifrar con certeza de qué se trata este fenómeno. Quizás se trate de paranoia o de histeria generalizada, quizá sea el afán por llamar la atención, estrategias económicas o quizá hasta de mutaciones genéticas en algunas especies, pero lo cierto es que nada explica concretamente qué es lo que lleva a tantas personas, en tantas partes del mundo, a querer asegurar hasta el cansancio la existencia de tales seres y la ciencia aún no ha podido determinar por qué.

Básicamente, la criptozoología es una disciplina que se encarga del estudio científico de animales ya extintos, o presuntamente mitológicos, con frecuencia presentes en las antiguas historias folclóricas de diferentes culturas del mundo. Además, también se encarga de la búsqueda de posibles ejemplares de dichas criaturas. La criptozoología busca encontrar seres que aún son desconocidos para las ciencias y en particular para la zoología, de la cual de hecho, no se la considera como parte real. Estos seres hipotéticos que los criptólogos se empeñan en encontrar, son llamados animales críptidos, como el vampiro y las sirenas.

 

Experiencias cercanas a la muerte y vida más allá

 

 

Cientos de miles de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte han declarado un suceso común: se trata de un largo recorrido por un túnel oscuro, muy iluminado al final, donde se encuentran con sus seres queridos y tienen un gran sentimiento de paz. Algunos le suelen llamar “experiencia mística” y, si bien son experiencias muy profundas y por lo tanto casi imposibles de analizar, nunca nadie ha regresado de tal experiencia con la mínima prueba que permita considerar el asunto seriamente. Las respuestas más comunes que la ciencia ha brindado ante estos sucesos se relacionan con delirios y alucinaciones provocadas por cerebros traumatizados o en shock tras accidentes graves.

 

Déjà vu

 

 

Este término fue acuñado por el investigador psíquico francés Émile Boirac (1851-1917) en su libro L’Avenir des sciences psychiques (El futuro de las ciencias psíquicas), basado en un ensayo que escribió mientras estudiaba en la Universidad de Chicago.

Déjà vu (/deʒa vy/), en francés significa “ya visto”, es un tipo de paramnesia del reconocimiento (en contraposición a las paramnesias del recuerdo) de alguna experiencia que sentimos como si se hubiera vivido previamente, es decir  alude a la misteriosa sensación de haberlo vivido anteriormente. Puede tratarse de una acción o una situación determinada, como entrar en un lugar o conocer a una persona que por alguna razón inexplicable, y que aunque no logramos recordar efectivamente cuándo o cómo sucedió, ya hemos vivido eso. Es todo un enigma para la ciencia y durante años, varios grupos de investigadores y psicólogos han estudiado e intentado descifrar este misterio, siempre sin resultados aceptables el 100%.

En estudios formales, el 70% o más de la población afirma haberlo experimentado al menos una vez. También se encuentran referencias  en literatura del pasado, lo que indica que no es un fenómeno nuevo. Ha sido extremadamente difícil invocar esta experiencia en el laboratorio, por lo que se han realizado pocos estudios científicos. Recientemente, los investigadores han hallado formas de recrear esta sensación usando hipnosis.

La experiencia del déjà vu suele ir acompañada por una convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de “sobrecogimiento”, “extrañeza” o “rareza”. Es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación de que “ocurrió auténticamente” en el pasado.

En los últimos años el déjà vu ha sido sometido a seria investigación psicológica y neurofisiológica. Su explicación más plausible es que el  no es un acto de “precognición” o “profecía” sino más bien una anomalía de la memoria: la impresión de que una experiencia está siendo recordada. Esto se ve corroborado por el hecho de que en la mayoría de los casos la sensación de “recuerdo” en el momento es fuerte, pero las circunstancias de la experiencia “previa” (cuándo, dónde y cómo ésta ocurrió) resultan bastante inciertas. Asimismo, a medida que el tiempo pasa, se recuerda haber vivido este suceso pero no se tiene ningún recuerdo de las circunstancias específicas que estaban rememorando cuando tuvieron dicha experiencia. En particular, puede ser el resultado de un solapamiento entre los sistemas neurológicos responsables de la memoria a corto plazo (sucesos que se perciben como pertenecientes al presente) y los responsables de la memoria a largo plazo (sucesos que se perciben como pertenecientes al pasado). Muchos teóricos creen que la anomalía de la memoria sucede cuando la mente consciente tiene un ligero retraso en la recepción de las entradas perceptivas. En otras palabras, la mente inconsciente percibe el entorno antes que la mente consciente. Esto provoca que la propia conciencia perciba algo que ya está en la memoria, incluso a pesar de que lo esté sólo un instante de diferencia con la percepción.

Una explicación absolutamente sencilla sobre este tema complejo, sería imaginarnos que el  cerebro tiene un espacio para almacenar los recuerdos y otro donde analiza las experiencias que están teniendo lugar en el presente. Y que por alguna razón, antes de analizar el presente lo guardara como un recuerdo. En ese caso, el cerebro entendería el presente como un recuerdo. Pero la tesis más compartida dentro de la comunidad científica de estos sucesos, está relacionada con el proceso de almacenamiento de la memoria. Más concretamente se afirma que ocurre un pequeño lapsus o retraso a la hora de percibir el estímulo externo y por ello da la sensación de que ante nuestros ojos está apareciendo algo que ya hemos vivido.

Fantasmas y espectros

 

 

Tal como ha ocurrido con las especies extrañas, los llamados “fantasmas” han aparecido en el folclore de muchos países, en las artes y en el testimonio de millones de personas, en todo el mundo y durante miles de años. Desde obras como Macbeth de Shakespeare y pasando por poemas de Poe, a shows de T.V., o a las películas más taquilleras de Hollywood, los espectros o espíritus han figurado como algo real, que si bien estarían entre nosotros, su existencia parece imposible de determinar.

Aunque mediante investigaciones de toda índole se pueda determinar cuándo se trata de un testimonio o de una prueba falsa, otra vez la ciencia no ha podido determinar nada en concreto. Sin embargo, sí han podido registrarse extrañas frecuencias sonoras y fuerzas físicas de las cuales resulta imposible determinar su fuente. ¿Qué es lo que puede llevar a la gente a sostener con firmeza y convicción tales fenómenos?

 

Los «poderes psíquicos» y capacidad absoluta de la mente

 


 

Los poderes psíquicos, la percepción extrasensorial y la capacidad absoluta de la mente son otras de las cuestiones que por distintas razones nunca han podido determinarse científicamente. Muchas personas creen que existe una conexión entre la intuición, los déjà vu y los poderes psíquicos o las percepciones extrasensoriales.

Los poderes psíquicos o mentales son, en el campo de la parapsicología, hipotéticas capacidades que permitirían percibir fenómenos ocultos a los sentidos, manipular la mente de seres con intelecto o, incluso, alterar la percepción de la realidad física con el poder de la mente.

El origen de la creencia en los poderes psíquicos como algo plausible proviene de los dudosos experimentos de J. B. Rhine, en Universidad de Duke en Carolina del Norte (Estados Unidos). En ellos investigó fenómenos de percepción extrasensorial. Sin embargo, y pese a que los resultados de Rhine hacían aventurar la existencia de un presunto poder de la mente, estos experimentos fueron posteriormente rechazados por la comunidad científica, al no poder reproducir sus resultados y al revelarse que había habido sesgos en las muestras e incluso manipulaciones en los resultados.

Los investigadores han analizado a miles de personas que sostienen poseer poderes psíquicos y haber desarrollado más capacidades mentales que los demás, pero por alguna extraña razón, nunca funcionan ante los científicos. Estas mismas personas sostienen que en presencia de escépticos o científicos, sus poderes se opacan, lo cual pierde viabilidad de inmediato. Si es verdad que tal cosa ocurre, entonces jamás podrá explicarse científicamente.

Poderes puramente mentales (psíquicos)

  • Telepatía: capacidad de «escuchar» pensamientos de otra persona, o de hablarle mentalmente. En algunas obras de ciencia ficción también permite controlar a otras personas sin que estas se den cuenta.
  • Clarividencia: capacidad de encontrar personas desaparecidas, sin conocerlas o haberlas visto, teniendo como referencia un objeto personal de la persona o una foto suya.
  • Profecía: afirmación clarividente sobre el futuro.
  • Psicometría: capacidad de conseguir información sobre un objeto, tocándolo.
  • Lectura del aura: capacidad para percibir, describir e interpretar el aura, un supuesto campo «energético» que rodea a las personas y los objetos.
  • Psicografía: texto escrito sin pensamiento consciente.
  • Proyección astral o proyección mental: experiencia extracorporal donde el «cuerpo astral» se separa del cuerpo físico.
  • Bilocación o multilocación: estar en diferentes lugares al mismo tiempo.
  • Terapia de energía: sanación canalizando diferentes energías.
  • Mediumnidad: capacidad para comunicarse con los espíritus.
  • Precognición, premonición o sueños precognitivos: percepción de eventos antes de que ocurran.
  • Visión remota: capacidad de obtener información de un evento, persona, objeto o lugar que se encuentra a grandes distancias.
  • Retrocognición o retromonición: percepción de eventos pasados.

Poderes quinéticos. Permiten controlar mentalmente el medio externo.

  • Telequinesis o psicoquinesis: capacidad de mover objetos con la mente.
  • Atmosferoquinesis: manipulación de la atmósfera para controlar el clima, provocar lluvias, granizo, vientos y tormentas eléctricas.
  • Citoquinesis: manipulación del crecimiento de las plantas, y así hacer crecer árboles o vegetación a gran velocidad.
  • Crioquinesis: manipulación del frío, que permite congelar objetos.
  • Cronoquinesis: manipulación de la percepción del tiempo sobre uno mismo, es decir, sin cambiar la percepción de los demás.
  • Electroquinesis: manipulación de la electricidad. Según algunas novelas de ciencia ficción, la electroquinesis permitiría descargas rayos de energía eléctrica.
  • Aeroquinesis o eoloquinesis: manipulación del viento.
  • Ergoquinesis: manipulación y absorción de energías invisibles.
  • Fotoquinesis: manipulación de la luz para crear haces de luz, destellos o aumentar la luminosidad del entorno.
  • Fragoquinesis: destrucción de objetos. En algunas novelas de ciencia ficción permite disolver o desvanecer los objetos.
  • Geoquinesis: manipulación de tierra, rocas, etc.
  • Hidroquinesis: manipulación de agua.
  • Levitación: capacidad de flotar en el aire.
  • Magnetoquinesis o ferroquinesis: manipulación de campos magnéticos para controlar objetos metálicos.
  • Piroquinesis: manipulación o creación de fuego.
  • Radioquinesis: capacidad de crear radioactividad. En las novelas de ciencia ficción y en los cómics permite generar explosiones de plasma radioactivo.
  • Sonoquinesis o ecoquinesis: manipulación del sonido, para aumentarlo, disminuirlo. En las novelas de ciencia ficción permite crear sonidos de la nada, y crear efectos de onda de choque.
  • Termoquinesis o piroquinesis: manipulación de la temperatura corporal, disminuyéndola o aumentándola a voluntad. En algunas novelas de ciencia ficción, la termoquinesis permite aumentar la temperatura de algún objeto para ponerlo al rojo o incendiarlo.
  • Umbraquinesis: manipulación de la oscuridad para disminuir la luminosidad del entorno.
  • Aporte: materialización, desaparición o teletransporte de un objeto.
  • Radiestesia: habilidad para localizar objetos. A menudo usando una herramienta llamada vara zahorí.
  • Intangibilidad: es la capacidad de atravesar la materia sólida, haciendo al sujeto prácticamente invulnerable a cualquier cosa.