Cuenta la historia antigua, que un joven guerrero fue llamado a luchar en las guerras griegas, en nombre de su pueblo.

Ante la idea de morir en el combate, el joven  decidió consultar el Oráculo para saber cómo le iría en batalla, y ante la pregunta crucial, el Oráculo le entregó un escrito con la siguiente respuesta: IRÁS REGRESARÁS NUNCA PERECERÁS.

Más tranquilo, el joven se fue a la guerra dispuesto a luchar y volver triunfante. A poco de empezar la pelea, lo mataron.

¿Qué ocurrió? Que el Oráculo omitió accidentalmente el uso de las comas, y aún cuando su respuesta fue la correcta, su predicción exacta era… IRÁS, REGRESARÁS NUNCA, PERECERÁS.

Los signos de puntuación se usan en los textos escritos para intentar reproducir la entonación del lenguaje oral (pausas, matices de voz, gestos, cambios de tono, etc.) con objeto de interpretar y comprender correctamente el mensaje escrito. Los signos de puntuación, por lo tanto, nos permiten expresarnos con claridad y evitar interpretaciones diferentes del mismo texto.

 

  • Si el hombre supiera realmente el valor que tiene, la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda.
  • Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer, andaría a cuatro patas en su búsqueda.

 

  • Sí, recibimos su pedido a tiempo lo atenderemos de inmediato.
  • Si recibimos su pedido a tiempo, lo atenderemos de inmediato.

 

  • SI aceptamos su proposición,…
  • Sí, aceptamos su proposición.

 

  • No lamentamos no poder comprarlo.
  • No, lamentamos no poder comprarlo.

 

  • Cómo, ¿Amaneciste?
  • ¿Cómo amaneciste?

 

  • Aquí tenemos una carta de amor confusa:

Tres bellas que bellas son

me han exigido las tres

que diga de ellas cual es

la que ama mi corazón

si obedecer es razón

digo que amo a Soledad

no a Julia cuya bondad

persona humana no tiene

no aspira a mi amor Irene

que no es poca su beldad

 

  • Interpretación de Julia:

Tres bellas ¡que bellas son!

me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón.

Si obedecer es razón,

¿digo que amo a Soledad?

No. A Julia cuya bondad

persona humana no tiene.

No aspira a mi amor Irene,

que no es poca su beldad.

 

  • Interpretación de Soledad:

Tres bellas ¡que bellas son!

me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón.

Si obedecer es razón,

digo: que amo a Soledad;

no a Julia, cuya bondad,

persona humana no tiene;

no aspira a mi amor Irene,

que no es poca su beldad.

 

  • Interpretación de Irene

Tres bellas ¡que bellas son!

me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón.

Si obedecer es razón,

digo que: ¿amo a Soledad?

No. ¿a Julia, cuya bondad

persona humana no tiene?

No. Aspira a mi amor Irene,

que no es poca su beldad.

 

  • También tenemos un testamento escrito con ignorancia o malicia

 

Un señor dejó el siguiente testamento sin signos de puntuación:

“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis

tampoco jamás se pagará la cuenta al sastre nunca de

ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo”

 

El juez encargado de resolver el testamento reunió a los posibles herederos, es decir, al sobrino Juan, al hermano Luis, al sastre y a los jesuitas y les entregó una copia del confuso testamento con objeto de que le ayudaran a resolver el dilema. Al día siguiente, cada heredero aportó al juez una copia del testamento con signos de puntuación.

  • Juan, el sobrino

“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan. No a mi hermano Luis. Tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo”.

  • Luis, el hermano

“¿Dejo mi bienes a mi sobrino Juan? No. ¡A mi hermano Luis! Tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo”.

  • El sastre

“¿Dejo mi bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás. Se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo”.

 

  • Los jesuitas

“¿Dejo mi bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás. ¿Se pagará la cuenta al sastre? Nunca, de ningún modo. Para los jesuitas todo. Lo dicho es mi deseo”.

  • Interpretación del juez

“¿Dejo mi bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco. Jamás se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo”.

Así que el señor juez, ante la imposibilidad de nombrar heredero, tomó la siguiente decisión:

 

“…por lo que no resultando herederos para esta herencia, yo, el juez, me incauto de ella en nombre del Estado y sin más que tratar queda terminado el asunto”.