Hoy es la víspera de la Epifanía, que celebra la adoración de los Magos y la venida al mundo de Jesús de Nazaret.

Los Reyes Magos no recibieron su nombre en la Biblia, sino cientos de años después. Es en el siglo V cuando encontramos las primeras referencias en dos textos, el ‘Excerpta latina bárbari’, que menciona a Melichior, Gathaspa y Bithisarea, y en uno de los evangelios apócrifos, los que más información contienen sobre ellos, donde se les llama Balthazar, Melkon y Gaspard.

 

Reyes Magos

 

La Biblia tampoco menciona que fueran específicamente tres; la tradición los redujo a esa cantidad por el número de regalos que llevaban.

¿Reyes Magos? No exactamente. La tradición ha extendido la soberanía de los Magos a la universalidad de los reinos interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos. La palabra «Mago» proviene del persa (magusha) y el acadio (magushu), que derivaron en el griego «μαγός» (magós) y luego al latín «magi». Los griegos empleaban la palabra magós para referirse a hombres sabios, en concreto a los hombres de ciencia versados en los astros.

Los Reyes Magos representan muchas cosas. Los expertos han identificado que muestran las tres edades del hombre: la vejez (Melchor), la madurez (Baltasar) y la juventud (Gaspar); también funcionan como símbolos de las tres razas que se conocían en la época: asiática (Gaspar), blanca (Melchor) y negra (Baltasar) o de los tres continentes que se creían que existían en aquella época, Asia (Gaspar), África (Baltasar) y Europa (Melchor). Tres animales los transportaban: un elefante, un camello y un caballo.

¿Y si fueran andaluces? El término bíblico ‘Oriente’ podría referirse a Babilonia, Persia o Arabia. Sin embargo, algunos han interpretado al leer el libro “La infancia de Jesús” sobre la niñez de Cristo escrito por el papa Benedicto XVI, donde se dice que los Reyes Magos probablemente no venían de Oriente sino de Tartessos, una zona que los historiadores ubican entre Huelva, Cádiz y Sevilla.

Tartessos o Tartéside (griego: Τάρτησσος Tártēssos, latín: Tartessus) fue el nombre por el que los griegos conocían a la que creyeron primera civilización de Occidente. Posible heredera del Bronce final atlántico, se desarrolló en el triángulo formado por las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, en la costa suroeste de la península ibérica, así como en la de Badajoz durante el Bronce tardío y la primera Edad del Hierro. Se presume que tuvo por eje el río Tartessos, que pudo ser el que los romanos llamaron luego Betis (antes Oleum flumen = río de aceite) y los árabes Guadalquivir (del árabe الوادي_الكبير al-wādi al-kabīr, que significa río grande).

Tartessos

Pero el Papa lo que dice es que según la interpretación de Monseñor Martínez Camino (Secretario General de la Conferencia Episcopal) que los Reyes Magos representan a los buscadores de Dios de todos los tiempos y de todos los lugares, eso incluía a todo el mundo hasta entonces conocido y cuyo límite occidental era Tartessos, en la Península Ibérica. Por tanto, no se sugiere como lugar de origen de los Reyes, si no como referencia de unos de los confines del mapa.

He de ahí que en donde más se celebra el día de Los Reyes Magos, es mayoritariamente donde ha habido población española. La tradición de celebrar la festividad de los Reyes Magos podemos encontrarla en algunos lugares de Centroeuropa como Bélgica, Austria, Polonia o Alemania (de hecho, en la Catedral de Colonia se exhibe una arqueta que dice contener las reliquias de los Reyes Magos y que fue llevada hasta esta población por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico I de Hohenstaufen, conocido popularmente como Barbarroja).

También en algunos lugares de Francia, Italia y Portugal podemos encontrar que sigue celebrándose, así como en la totalidad de España (el país que mantiene una mayor tradición sobre los Reyes Magos). En aquellos países del continente americano en la que hubo una importante presencia española también se realizan diferentes celebraciones en torno a los Reyes Magos (México, Argentina, Uruguay, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Paraguay, Puerto Rico o Cuba) e incluso en algunas partes de Filipinas (antigua colonia española) sigue manteniéndose esta tradición.

En México también comen Rosca de Reyes, acompañada de chocolate, café o atole, pero ellos la degustan la noche del 5 de enero. En la rosca hay escondidos muñequitos de plástico y la tradición manda que el que encuentre uno de ellos será el encargado de invitar a tamales y atole el 2 de febrero, día de la Candelaria.

La noche de 5 de enero, en Puerto Rico, los niños corren por el parque recogiendo césped, lo ponen en una caja de zapatos que colocan junto a su cama para que los camellos puedan alimentarse. La mañana siguiente el césped se ha transformado en regalos.

Los niños argentinos celebran los Reyes Magos de una manera muy parecida a los españoles, pero ellos dejan su carta en sus zapatitos, donde después aparecerán los regalos.

Según la Biblia, los Reyes llevaban tres regalos: oro, incienso y mirra. Los siglos posteriores fueron ahondando en el significado de cada uno de los presentes. El oro de Melchor es un regalo de reyes, la naturaleza de Jesús entre los suyos; el incienso de Gaspar, su origen divino, se utiliza en el culto en los altares; y la mirra de Baltasar, un compuesto para embalsamar, presagia su futura muerte.